El censista

por | Jun 23, 2024 | TEMPORADA IV | 0 Comentarios

Por fin noche de domingo y ya estamos estrenando temporada, gracias por acompañarnos hasta aquí. Después de algunos meses, estamos de regreso con una saga más, donde transportamos tu mente hasta nuestro templo de relajación y te transmitimos vibras, emociones y sensaciones de placer que como masajistas conocemos muy bien. Desabróchate el cinturón, baja tu pantalón y a disfrutar la eyaculación.

Como algunos salvadoreños saben, el Censo de Población y de Vivienda, se lleva a cabo en nuestro país desde el pasado 2 de mayo de 2024, con duración aproximada de 6 meses, y como nuestro spa está ubicado en una zona residencial de alta plusvalía, éramos candidatos a ser censados, sin embargo por ser un establecimiento comercial no estábamos obligados a compartir datos.

El día que nos visitaron para censarnos, tocó el timbre una chica, salí, la saludé, se presentó y me indicó la mecánica del proyecto, en eso sonó su dispositivo y me dijo: mi compañero Marcos tomará sus datos, a é le tocaba aquí y recién va terminando en la otra ubicación.

Y así fue, me despedí de ella, se dispuso a retirarse para realizar el censo en el piso siguiente, y vi detenidamente a lo lejos que se saludaron con su compañero en el pasillo, ella subió las escaleras y él llegó hasta mi puerta. Marcos es un hombre de aproximadamente 23 años, alto, delgado, moreno, bien parecido, vestía jeans azul, gorra y la camisa con el distintivo del censo, estaba un poco sudado por el trabajo que andaba realizando y lo saludé amablemente: 

  • Mateo le saluda, un placer, le dije.
  • Soy Marcos, me dijo, el gusto es mío. 

Y en ese momento nos dimos la mano y sacó su dispositivo para iniciar con las preguntas. Le hice el comentario que si deseaba pasar a la sala, que se tomara una soda y descansara un momento, porque lo vi un poco acalorado, me hizo el comentario que tenían prohibido ingresar a las instalaciones de donde realizan las preguntas, a lo que refuté que su compañera ya no estaba cerca, que se tardaría la misma hora que él y que sería muy discreto en mis atenciones.

Después de algunos segundos de pensar, accedió e ingresó a la sala, le llevé un vaso con agua y una soda con hielo, estaba muy cansado, de inmediato se tomó el agua y se quedó degustando la soda. Me pidió prestado el baño, lo hice pasar de inmediato y le acompañé, me quedé afuera para esperarle y mientras lo hacía, escuché como evacuaba su fluido con fuerza, con vitalidad y con profunda potencia, tardó aproximadamente minuto y medio expulsando sus aguas menores, se escuchaba una vertiente gruesa, lo que mi mente trasladó a una imagen muy gráfica de su miembro viril.

A partir de ahí, comencé a sentirme nervioso, extraño y profundamente potente. Finalizó de realizar su necesidad menor y salió del baño con las manos mojadas que iba secando en su pantalón, ya también mojado. Le ofrecí una toalla, pero no intenté secarlo, ni mucho menos, aunque tuviera presente esa fantasía sexual todo el tiempo.

Regresamos nuevamente a la sala, sacó una vez mas su dispositivo y se dispuso a comenzar las preguntas, en ese momento lo interrumpí y le dije que no era un espacio residencial, sino que nuestras instalaciones son una empresa, que nos dedicamos al servicio de masajes y al alquiler de habitaciones, me dijo que en ese caso no aplicaba el censo, que solo se terminaba su bebida y que se retiraba.

En ese momento, estamos claros que solo tenía menos de dos minutos antes de convencerle que permaneciera en las instalaciones, si bien no me dio ningún indicio de nada desde que nos saludamos, en el ambiente se sentía cierta tensión, esa que tú y yo conocemos.

Comenzó a preguntarme cosas sobre el spa, como por ejemplo que quiénes atendían, que si atendíamos a hombres y a mujeres, y fue ahí donde me detuve y le expliqué que únicamente atendemos masajistas hombres y le brindamos el servicio a pacientes hombres, primero porque conocemos mejor que nadie los puntos erógenos masculinos, segundo por la confianza entre varones y tercero porque el disfrute es mucho mejor, inmediatamente después de mi respuesta, argumentó que nunca lo había tocado un hombre y que no estaba seguro de eso que yo anteriormente había mencionado, y que tampoco era algo que había considerado o quisiera hacer.

Yo muy seguro de mí mismo, le dije que yo conocía perfectamente esos puntos y que siempre, una vez los tocaba, los miembros se ponían erectos y estando en ese punto, ya no había marcha atrás. Le dio risa y me dijo que no creía que eso fuera así, sonreí y le dije: 

  • Te lo puedo demostrar en este momento. 

Y casi que inmediatamente después de mi respuesta, mi mano ya estaba en su rodilla haciéndole masaje sin pedirle permiso, lo incliné hacia atrás y quedó recostado sobre el sofá, se intentó levantar y me dijo que mejor no, que era algo nuevo para él.

Le pregunté si tenía miedo que su amigo reaccionara, a lo que respondió que sí y efectivamente así fue, subí con ambas manos por su músculo femoral, hasta llegar a su ingle y tocar suavemente sobre su pantalón en dirección del perineo, fue ahí donde noté más su incomodidad, porque su miembro comenzó a levantarse de una forma impresionante, palpitaba entre su pantalón, en ese momento lo vi a los ojos, como reprochándole mi afirmación respecto a lo que podía lograr sobre su cuerpo y lo que había provocado en él.

Puse mis manos sobre sus ojos, lo incliné nuevamente y me puse manos a la obra, rápidamente desabotoné su pantalón, bajé el cierre y comencé a oler su ropa interior, era un bóxer azul, un poco desgastado, olía a sudor del día, sudor de varón trabajador censista. Con mi nariz comencé a mover sus bolas, la humedad de su ropa interior por el líquido pre seminal emanaba un olor tan profundo y penetrante, que yo disfrutaba mientras recorría su tronco y lo mordía suavemente.

Acto seguido, bajé de inmediato su interior, abrí mi boca e introduje su tronco duro y perfectamente erecto entre mis labios, cuando sintió la calidez de mi fluido bucal, quiso quitarme y me dijo que estaba por venirse si seguía moviendo mi lengua, omití lo que dijo y lo hice con mayor precisión, mejorando mi técnica a la velocidad de la luz y a lo que casi después de unos 20 segundos, sentí correr dentro de mí, la vertiente multisabor de su eyaculación. Me quedé quieto mientras él temblaba y yo le escurría hasta la última gota.

Me fui a lavar la boca y cuando regresé ya se había vestido y estaba de pie, lo acompañé hasta la puerta, y se marchó.

Atte. Mateo Núñez

RELATO 0001 | TEMPORADA IV

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