Besos con amor

por | Jul 21, 2024 | TEMPORADA IV | 2 Comentarios

Han sido cuatro visitas las que Ramón Antonio Aylagas Alvarenga ha realizado a nuestro templo de relajación, pero bastó la primera vez, para sentir lo apasionado que un hombre puede llegar a ser a través del proceso de relajación.

Nos escribió por primera vez, el martes 12 de septiembre de 2023, solicitando la información completa respecto a los anuncios que había visto en nuestras medios oficiales, fue muy claro al mencionar que no quería ningún tipo de contacto anal, pero sí enfatizó en incluir masaje de pies a su servicio y que el masajista lo recibiera sin calcetines, resolvimos una serie de dudas más, respecto a si nuestro spa era público y si lo iban a ver en la sala de espera, le aclaramos que siempre tenemos casa llena, sin embargo, por eso atendemos por citas, aunque nuestras instalaciones estén llenas, nuestros pacientes no ven a nadie más durante el servicio, únicamente al masajista que los atenderá, por eso nuestros pacientes disfrutan mucho nuestro servicio de discreción y finalizó la conversación con: 

(Cito textualmente)

  • Súper bien, qué buen concepto para la discreción.

La primera visita de Ramón fue el miércoles 27 de septiembre de 2023, dieciséis días después de su primer contacto con nuestra marca, agendó una hora antes y llegó a eso de las 12:45 del medio día, ese día estábamos Santiago, Alejandro y yo, pero mis compañeros estaban atendiendo pacientes, así que como únicamente estaba yo, me tocó recibirle. En un principio, la cita había sido asignada a Alejandro, sin embargo, un paciente solicitó su servicio a eso de las 12:30 p.m., por lo tanto, fue a él a quien se le había dado la indicación de recibirle sin calcetines y yo olvidé por completo ese detalle.

Cuando Axel avisó en el grupo de WhatsApp que mi paciente había llegado, salí por él, nos vimos a los ojos y sonreímos, vestía ropa de oficina, una camisa blanca manga larga, un pantalón de vestir color gris y zapatos de lustrar, pasó al baño y entró en la cabina de relajación, no cruzamos tema de conversación más que las indicaciones y en cuestión de minutos ya lo tenía sobre la camilla.

Ramón es un hombre alto, cuando comenzó a visitarnos tenía 31 años, ahora tiene 32, casi de mi estatura, calculo 1.83 m. Cabello castaño oscuro, piel blanca, robusto, barbado y vellos en todo su cuerpo, su mirada y su sonrisa transmiten calidez y confianza, es uno de esos hombres que cuando los ves y te provoca profanarlos.

Inicié mi rutina habitual y muy breve, espalda, piernas, brazos y al cabo de unos diez minutos, recorrí con la yema de mis dedos el área del perineo que comenzaba a palpitar con fuerza y que me incitaba a desvestirlo y consumirlo. Fue por eso que decidí indicarle a la brevedad, el cambio de posición y que su rostro quedara hacia arriba. Lo hizo, cerró los ojos y justamente fue ahí, cuando inició el proceso pasional, romántico y lujurioso.

Mi trabajo, si bien es cierto, tiene un enfoque erótico, también es necesario aclarar que conlleva conexión, empatía, carisma, seducción, deseo y encantamiento. Es una mezcla de sensaciones que se dejan sobre la camilla y que con algunos pacientes se da al instante. Con otros hay que trabajar más para que logren el equilibrio sensorial que tanto desean y que si conectan con el masajista, sucede la magia.

Y esta conexión de la que te hablo, en la mayoría de las ocasiones no es física sino emocional. Y me detengo en este punto porque es lo que sucedió ese día con Ramón, conectamos en cuestión de minutos, mientras mis manos recorrían su cuerpo, sus pectorales llenos de vellos, cerraba mis ojos y sentía el palpitar de su corazón que iba en sincronizado con las fluctuaciones sanguíneas de su aparato reproductor, que aun no había tocado. Lo observaba y disfrutaba la tensión sexual del ambiente. Él con sus ojos cerrados me transmitía paz y lujuria al mismo tiempo. 

Continué el proceso de masaje en el cuello, para el cual suelo acercarme hacia el rostro, y esperar la reacción del paciente. Sentí su profunda y rápida respiración, aproximé mi nariz a la suya e intenté respirar el aire que salía de él, y en ese preciso momento que mi boca estaba en dirección de la suya, se acercó a mí y me besó, fue un beso que me erizó la piel, y me levantó el miembro, el contacto de sus labios carnosos con los míos, me produjo nerviosismo y la aceleración de mis pulsaciones, de inmediato la erección instantánea me comenzaba a inmovilizar y un beso eterno estaba por iniciar.

Abrí mis ojos para verlo, para disfrutar su olor, su aliento, sus caricias, su erección junto a la mía, ambas erecciones con movimientos oscilatorios y pulsativos, su cara de excitación transmitía la sensación de pecado culposo, sentí que el tiempo se detenía, lo veía una y otra vez, acariciaba su rostro y barbilla, mordía sus lóbulos y respiraba el aroma de sus axilas, al ritmo que nuestros miembros humedecían, yo encima suyo, siendo el feliz protagonista de una historia que estaba a punto de iniciar, limitada a una cabina para fornicar.

Después de algún tiempo de besarnos, me recostó sobre la camilla, retiró nuestros interiores y levantó mis pies, quitó mis calcetines y comenzó a besarlos, a acariciarlos y succionarlos, y mientras lo hacía yo deslizaba mi mano derecha sobre su abdomen varonil y con mi mano izquierda detenía su carnoso y potente miembro que hacía todo por querer entrar, por propiciar un encuentro con mi interior, pero antes que esa necesidad, cambiamos nuevamente los roles, lo acosté y comencé a probarlo, tenía hambre y sed de él, necesitaba consumir su aroma, sus fluidos y sus besos, nos frotamos con deseo uno encima del otro, nos pusimos de pie y continuamos afilando nuestras espadas, consumíamos nuestro sudor como si fuese agua, me incliné ante él para succionar su órgano reproductor a punto de la expulsión.

Después de probar cada unos de sus vellos, y consumir sus aromas a hombre a caliente, intenté cabalgarlo mientras lo besaba, y cuando dejábamos de lado los besos, nos decíamos cosas que nos encendían aun más. Entre la frotación y agitación, logramos el derramamiento de fluidos acompañado de un orgasmo largo y al mismo tiempo, soltamos un respiro potente y un grito suave y varonil casi al mismo tiempo de lograr nuestro primero de cuatro orgasmos, fueron 50 minutos de plenitud y felicidad en un paraíso de relajación. Limpié nuestros fluidos, hablamos brevemente de nuestra vida personal y nuestras parejas, me contó que un amigo le había recomendado nuestro servicio y que habló muy bien de nosotros. (Gracias Franklin Josué Chang Ramírez). Pagó con tarjeta y se fue.

La segunda cita fue el 6 de noviembre de 2023, a las 6 de la noche con 40 minutos, regresó nuevamente con mucha potencia, en esa ocasión sí solicitó a Mateo como su masajista y para ser sincero, lo recordé hasta que lo besé y pensé:

  • Él y yo, pareciera que nos tenemos cariño. Siento que nos damos besos con amor.

Y fue ahí cuando cada vez que lo pienso, recuerdo la frase, besos con amor. El tiempo pasó demasiado rápido, aprovechamos cada minuto y fuimos felices eyaculando y tratándonos con deseo y complicidad.

La tercera cita fue el 30 de ese mismo mes, a las 7:33 p.m. Desde que llegó comenzamos el disfrute, no hubo masaje, no retiré sus prendas, por la confianza consumí su aroma corporal, disfruté desvestirlo y darle todo el placer que merece, besos, mordidas, caricias y emociones al límite. Esa noche, casi sería la última de nuestras vidas, todo terminó con mucha emoción, lo vestí, le cobré y se fue.

Pasaron 8 meses hasta que lo volví a ver, nos visitó el pasado 11 de julio de 2024, a las 8:05 p.m. Pensé que no regresaría más, pero sí lo hizo, fui feliz con el mismo proceso, como si fuera la primera y última vez que lo veía. Abracé tanto sus fluidos dentro de mí, su respiración, el trato, su aroma, los sentimientos que sabemos que existen y que se reducen a nuestra maravillosa cabina de relajación. Una vez nuestros procesos de eyaculación habían sido terminados, seguimos disfrutando nuestros besos, con la semilla de la vida que cada uno había producido, mezcladas en nuestros cuerpos, calmando nuestros sentimientos a través de nuestros instintos pasionales.

Con amor, para Ramón.

Atte. Mateo Núñez

RELATO 0005 | TEMPORADA IV

2 Comentarios

  1. Geovanny

    Me encanta leer cada párrafo y mi mente vuela a mil… Gracias

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  2. Giovanni Ajanel

    Buen relato excitante

    Responder

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