¡Ey! Aquí entre nos, te cuento que la semana pasada llegó al club un joven como de unos 23 años, cuando entró lo primero que me dijo fue: “Soy heterosexual y por favor no me vayas a tocar el miembro”. A lo que respondí que no se preocupara ya que mis compañeros y yo, somos muy profesionales en nuestro trabajo y jamás haremos nada que pueda incomodar a un paciente.
Entró, le serví un té mientras preparaba los aromas y velas de la habitación y posteriormente, lo hice pasar a nuestro templo de la relajación. Estando dentro, ¡Ufff! -para quienes han asistido- saben que el aroma es increíble, la suave luz de las velas y nuestro servicio, emocionan a cualquiera.
Comencé el ritual que practicamos siempre, primero, ayudarlo a acomodar su ropa y a dejarlo únicamente en ropa interior color negra, boca abajo y en profundo estado de relajación, y bueno, comencé. Finalicé su espalda y piernas, le dije que se diera vuelta, y cuando lo hizo, me dije: -mmmm, vaya, algo aquí anda mal.
Tenía su miembro de unos 19 cm aproximadamente, sumamente erecto, a lo mejor el contacto y la fricción, me imaginé yo en ese momento, intentando justificar la situación, pero no, su miembro no dejaba de moverse bajo su bóxer. Finalicé el masaje, y su pene seguía en movimiento sin haberlo tocado, el joven se veía incómodo, nervioso y a la vez excitado.
Abrió sus ojos y me dijo: perdón; en eso, veo hacia su miembro, estaba expulsando semen, sin un solo indicio de tacto, de él salía intensamente una leche de hombre, espesa y color blanco, que resaltaba de su ropa interior y brotaba por encima, sin haberla retirado, era una leche que olía a manjar de dioses que resbalaba desperdiciado alrededor de su miembro palpitante y curvo, ¡Se había venido! sin tocarlo, ni tocarse, él había eyaculado, provocándome una disimulada erección. Luego le alcancé una toalla, se duchó y se marchó relajado a casa, sin tocar el tema de lo sucedido.
Atte. Mateo
RELATO 0003 | TEMPORADA I
A mi si me pueden tocar todooo jejej
Manden más historias así por que me hacen excitarme