¡Feliz domingo! ¿Ya descansaste? pues yo también, recién termino mi turno, ya estoy en casa y no quería ir a la cama sin antes contarte lo mejor de esta semana, para no perder la bonita costumbre que tenemos entre tú y nosotros.
Esta semana como ya sabes, se celebró San Valentín y no sé si recuerdas, que a nuestro equipo de creativos en el club, se le ocurrió compartir una bonita promoción para ti, tú que amas visitar nuestras instalaciones, para olvidar el estrés del día y llegar recargado a tu trabajo.
Pues resulta que, (te lo comparto pero no le digas a nadie) no se previó la demanda que íbamos a tener; los que teníamos turno asignado esos días fuimos Javier, Mateo, Juan Carlos y yo. Y el señor Andreatta (el jefe), no consideró la posibilidad de habilitar más espacios para esos días, si ustedes se fijan, en la cita no se encuentran físicamente con ningún cliente, aunque tengamos casa llena y eso que tenemos tres espacios temáticos que están equipados cada uno para la relajación.
Pues la historia comienza aquí, fue el jueves 14 de febrero a eso de las 7:00 p.m. y teníamos las 3 habitaciones en uso, Juan Carlos había pedido permiso para asistir a sus clases en la universidad, cuando Carlos (quien las redes), nos comienza a llamar a todos y obviamente nadie respondía porque estábamos desestresando cuerpos que llegaron cargados de mucha potencia sexual.
En eso el jefe y en vista de la urgencia, resolvió, llevándose al cliente a uno de sus apartamentos, muy bien ambientados por cierto; recuerden que él tiene mucha experiencia, así que decidió hacer el masaje. Entraron los dos al lugar y preparó al cliente, de modo que se sintiera sumamente relajado. En el lugar, no había ropa adecuada para realizar el masaje y pues le tocó quedarse en ropa interior durante ese proceso del masaje y cuando el señor Andreatta estaba sobre el cliente, -dice él- comenzó a sentir una erección incontrolable, cosa que casi nunca nos sucede a los masajistas, porque estamos entrenados para complacer únicamente, pero a lo mejor, él ya tenía ratos de no hacer un masaje o de no eyacular.
En ese momento, en que el cliente comenzó su proceso de descarga sexual, se conectó tanto el jefe con él, que también podía sentir lo mismo, esa excitación indescriptible de ambos, donde la respiración aumenta, el sudor se hace presente y ambos sienten que su miembro masculino palpita tanto, avisando que la eyaculación está por ocurrir. Ambos frotaron sus miembros con el bóxer puesto, sentían sus palpitaciones muy largas y profundas, era como una corriente eléctrica que pasaba por ambos cuerpos, su ropa interior estaba húmeda por el sudor, por sus fluidos, por el líquido seminal que brotaba de sus erectos miembros llenos de placer, el paciente se quitó el bóxer porque ya no podía más.
Hubo un momento de parálisis en que el cliente se vino en placer, durante 5 segundos indescriptibles, brotando de él, una gran cantidad de semen transparente que vertía de su trozo a su cuerpo y resbalaba hasta la cama, mientras que el jefe tampoco lo soportó y se vino con él, solo que su semilla es muy espesa y produce poco, pero la vez que se lo probé, me fascinó.
Ambos terminaron, uno con bóxer y el otro sin nada. ¿Qué te puedo decir? Únicamente que guardes el secreto de lo que me contó.
Atte. Mateo
RELATO 0007 | TEMPORADA I
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