Te cuento que la pasada noche de Navidad, ninguno de los masajistas que atendemos en el spa teníamos turno asignado, ya que el jefe tuvo a bien darnos la noche libre porque ningún paciente había agendado, y que de esa manera, estuviéramos con nuestros hijos y esposas.
Eran cerca de las 6:00 p.m. Cuando mi turno estaba por finalizar. Ya estaba arreglando mis cosas para irme a casa a pasar noche buena con la familia, cuando en eso me llama Carlos Rodríguez (quien nos lleva la agenda) que un cliente ya iba para el club, bueno dije yo, lo espero; en eso comencé a preparar todo, de repente me avisó que ya estaba cerca y salí a esperarlo, cuando de repente se bajó de su moto; era un joven como de unos 20 años, delgado y tez trigueña, algo cansado y acalorado, sudando mucho pero limpio, le saludé y lo acompañé hasta nuestro club.
Desde que se bajó de la moto, noté algo extraño en él, una energía sexual muy fuerte -poco común en nuestros clientes- y una erección que se le notaba a cuadras. De inmediato entró al cuarto de relajación, se quitó su ropa sin que se lo preguntara, dijo: “el tántrico por favor”. De inmediato comencé, ya que noté la urgencia y su estrés entre las piernas, un estrés muy erecto, muy vívido, muy 3D la experiencia y en full color; habían pasado solo 20 minutos de masaje, cuando me dijo: “me quiero venir, ayúdeme por favor”.
Y yo muy enojado (nótese el sarcasmo), me puse manos en esa gran obra y en unos 30 segundos, su energía sexual fluía y su estrés había sido descargado y vertido en mis manos, fue mi primer regalo de Navidad de ese año. Los 30 minutos restantes, apliqué otras técnicas de relajación y finalizamos con el masaje cráneo facial antiestrés. Luego de eso, noté su paz interior, donde viviría una gran noche de paz.
Atte. Mateo
RELATO 0004 | TEMPORADA I
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