Un domingo más y estamos fascinados de compartir contigo otra historia de rotundo placer, relajación y lo más importante, eyaculación. Nuestra fiel recomendación para antes de consumir nuestro material escrito es ir por unas toallas húmedas, si no tienes lubricante, la saliva funciona, el método de frotación, lo dejamos a tu disposición.
El servicio se dio el pasado miércoles a eso de la 1:30 de la tarde, nuestro protagonista hizo la cita de emergencia a eso de la 1:15. Nos dijo que no utilizaría el parqueo y que se iba a estacionar afuera del edificio, para nosotros no fue una situación normal, porque la mayoría de nuestros clientes prefieren estacionar dentro por el tipo de vehículos que utilizan, pero el medio de transporte de Fernando, no era nada convencional y ahora mismo te explicamos por qué.
En la zona de ubicación de nuestro spa no se permiten vehículos de carga pesada y Fernando venía a su cita en un cabezal, acababa de entregar el cargamento e iba camino a hacer el cambio del prominente y ruidoso móvil por su vehículo sedan, pero resultaba que nosotros quedábamos al paso y después de un turno de 18 horas, es sumamente necesario evacuar. Por lo que subió a nuestras instalaciones, cuando entró, noté su gran cuerpo cansado y pesado, medía un metro con ochenta centímetros aproximadamente, su cuerpo cubierto de vellos gruesos, sus brazos muy dobles, su piel es color blanca pero de tanto sol se notaba roja, cabello corto y colocho, un estómago no tan prominente pero si que resaltaba de su cuerpo y caía por encima del ajustado jeans color azul que vestía, la camisa a cuadros que portaba, la traía abierta para dejar ver su vellosidad, voz ronca y profunda pero con excesiva amabilidad y educación.
Era la primera vez que nos visitaba nuestro paciente, lo hice pasar y me preguntó si era necesario ducharse, que prefería no hacerlo porque venía con el cuerpo caliente por la larga conducción del medio de transporte, pero hizo énfasis en que venía limpio, le indiqué que no había problema y que con gusto podía atenderlo.
Retiré sus prendas, camisa y pantalón, le dije que debía dejarse la ropa interior, era un bóxer flojo y largo color celeste pálido, se recostó sobre la camilla y el masaje inició, empecé por su espalda recubierta de vellos oscuros y después bajé a sus piernas, me tardé unos diez minutos porque tenía la necesidad de verlo del otro lado, le indiqué que se diera vuelta, y así lo hizo, se puso las manos sobre su gran estómago y no pude evitar ver su sortija de bodas, le indiqué que se lo iba a retirar, para mejorar el proceso de relajación.
Inicié el masaje de ese lado, acariciaba con mucha fuerza sus pectorales, carnosos, llenos de grasa y de placer, pezones anchos y rosados, que a penas se podían apreciar entre tanta vellosidad que despedía un agradable olor a hombre viril, me lo imaginaba relleno de leche, de proteína sin fructuosa, caliente y placentera.
Habían pasado varios minutos y el furgonero aun no tenía ninguna erección, bajé mis manos a sus peludas y grandes piernas, mis dos manos no eran capaces de cubrir ni una sola de sus extremidades inferiores.
Su ropa interior era floja pero no disimulaba el enorme bosque que escondía, porque por donde fuera se veía que brotaban vellos. El bóxer era holgado, lo cual me permitió comenzar a aproximar mis manos hacia su chakra sacro, manos que se perdían entre tanto camino sin recorrer, pero el olor que emanaba era sagrado y excitante.
Llevaba unos cinco minutos agitando y no había erección, le retiré la prenda, le dije que era para su mayor comodidad, a lo que no se resistió y procuré continuar lo que ya llevaba avanzado, pero no se veía nada claro, me decepcioné porque a lo mejor no le provocaba placer la forma en que lo tocaba. El percibió mi frustración y me dijo:
- Mi señora me tiene acostumbrado a que, cuando quiere que le rinda, me estimula con uno de sus dedos atrás y funciono muy bien. Y sonrió.
Y no se lo dijo a un sordo, con la inmediatez que el caso requería me puse dedos a la obra. Y ese momento en que Fernando sintió el Rush de Gozo, (como diría mi buen amigo J.A.), a través de los mágicos movimientos de la yema de mis dedos sobre su punto erógeno, su pequeño pero grueso miembro, comenzaba a crecer y una respiración agitada lo acompañaba, ese momento fue mágico, comencé a exprimirlo, movía mi mano derecha de arriba a abajo en su miembro y mi dedo índice en círculos y con poca presión sobre su ano, era una escena mágica.
Durante los últimos minutos y cuando su excitación estaba llegando al máximo punto, nuestro protagonista que estaba por expulsar su sagrada semilla, empujó mi cabeza con fuerza hacia su grueso y erecto miembro, no pude resistir la tentación y abrí mi boca, cuando él sintió el contacto con mis labios, gritó y se retorció, su proceso de eyaculación había iniciado, su gran explosión había sido en mi boca, eyaculación caliente, espesa y con sabor a varón caliente, estaba ahí, como enjuague bucal entre mis dientes, yo estaba masticando a sus hijos, degustando su sabor delicado e insípido.
Se quedó acostado unos minutos después de eyacular, me preguntó si me lo tragué y le respondí que sí, que era mi almuerzo, le dio risa y le ayudé a vestirse. Después de eso, pasó a retirarse. Luego de ese día, nos visita dos veces al mes y se ha relajado con todos los masajistas.
Atte. Mateo
RELATO 0005 | TEMPORADA III
Son únicas experiencias q proporcionan
Excelente Historias dignas de quererse masturba