La noche de domingo siempre es digna de compartir contigo nuestros más íntimos secretos, experiencias y eyaculaciones con lujo de detalle, la sana recomendación es tener a la mano tu kit pro masturbación y comenzar a disfrutar desde ya con nosotros, con una potente erección. Iniciamos entonces y manos a la verga.
Sucedió el mes pasado al rededor de las nueve de la noche, un miércoles con mucho más movimiento de lo habitual en el spa, todas las cabinas de relajación estaban ocupadas y cinco masajistas atendiendo al mismo tiempo, la cabina con vista a la ciudad que es la más solicitada por las noches, estaba reservada hasta las 11:00 p.m. Las 3 cabinas restantes en su flujo normal, y además, utilizamos un último recurso que es el cuarto de servicio ante la emergencia, instalamos una camilla emergente y manos al paciente. Únicamente quedaba yo, esperando en la sala por cualquier solicitud de servicio a domicilio, por lo general cuando hay casa llena, se saturan todos los canales con los servicios.
Escribió a nuestro WhatsApp, uno de los pacientes que suele visitarnos ocasionalmente, pero que no solicita servicio a domicilio por sus hijos y esposa, por lo general nos escribe cuando ya está cerca de nuestras instalaciones, para consultar si hay espacios disponibles y ese día no fue la excepción, nos avisó que estaba por ingresar al edificio y que si podíamos atenderle. Carlos inmediatamente que recibió el mensaje me trasladó la información y ambos sabíamos que teníamos todos los espacios saturados. Israel nos preguntó la hora a la que nos desocuparíamos, le explicamos lo apretado de la agenda, y nos pidió de favor si había alguna forma alternativa de recibir la terapia de relajación a la brevedad, ya que no teníamos ningún espacio.
Le indiqué a Carlos que la única forma viable de darle la terapia era en su auto, ya que no había un espacio prudente donde atenderle, se le indicó la alternativa a Israel y de inmediato dijo que sí, que no le veía problema.
Preparé la maleta de domicilios y bajé al estacionamiento, me subí a la camioneta Land Cruiser Prado 2022 y le indiqué al paciente que debíamos salir del estacionamiento para evitar inconvenientes, así lo hicimos y nos quedamos a la vuelta del edificio, con el aire acondicionado y el vehículo encendido.
Antes de iniciar, incliné su asiento y le indiqué estirar las piernas, en ese momento observé la ropa deportiva que andaba, a pesar del sudor olía fresco y agradable, vestía un uniforme de baloncesto color morado, la camiseta sin mandas un poco floja y el short largo que cubría un poco más abajo de la rodilla, le pedí retirar la camiseta y subir los brazos.
Empecé masajeando su cuello desde el asiento del copiloto, después le pedí reclinarse sobre el timón para masajear su espalda, una vez pasados los primeros 15 minutos de masaje, regresamos a la posición inicial, casi recostado por completo, trabajé sus pectorales marcados y llenos de vellos, suavemente deslicé mis manos hasta sus axilas, desde donde provenía un delicioso olor a hombre lleno de virilidad.
Después de disfrutar al oler su cuerpo varonil, comencé a trabajar sus piernas y abdomen, a medida mis manos avanzaban su miembro despertaba. (Dato random que no mes has preguntado: Disfruto tanto el proceso, cada que veo un miembro levantarse).
A medida se ponía mas tenso y con mas movimiento, mas acercaba mis manos a él, para asomarlo levemente de entre su short.
Tanta era mi insistencia que por fin lo pude sacar, estaba lechoso y húmedo, tenso y firme, palpitante y punzante, comencé a acercar mi rostro a su pelvis para oler y disfrutar el aroma a su intimidad, y separé un poco mis labios para intentar acariciarle levemente, en ese mismo instante sentí que abrió los ojos y empujó ni cabeza hacia su pene, un pene carnoso y largo, pando y viril. No soltaba mi cabeza y cada vez me empujaba su trozo con mas fuerza, lo sacó un momento y me golpeaba el rostro con él, me lo introducía de nuevo y hasta el fondo, sentía placer en mi úvula, podía respirar poco pero lo disfrutaba, me taladraba el rostro como si intentara abrir un enorme agujero hasta mi garganta, usaba su fuerza, sus manos, sudaba, se retorcía de placer y yo me estremecía junto a él, hubo un momento en que mi miembro estaba a punto de explotar por la erección que tuve casi desde que respiré el aire que rodeaba sus axilas, y que en el preciso momento que me presionó con más fuerza y sentí su sabrosa carne deslecharse en mi boca, mi vertí sobre mi bóxer casi sin tocarme, únicamente por la corriente eléctrica que provenía de Israel y que bajó por mi garganta.
Saboreé los residuos de su miembro para dejarlo limpio, se puso la playera nuevamente, me pagó y se fue. Una de las experiencias mas épicas y legendarias que he vivido y que espero se vuelva a repetir si alguno de nuestros pacientes lo solicita por la urgencia.
Atte. Mateo
RELATO 0010 | TEMPORADA III
Excelente relatos
Rico asi
No puedo ver el relato
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