Eran cerca de las doce del medio día cuando recibimos el mensaje de J. Adalberto Bernal Santos, que casi siempre nos visita en su hora de comida, ya que cuando finaliza su jornada laboral como ejecutivo de una sociedad de ahorro y crédito, pasa a recoger a su esposa y ya no puede disfrutar ningún otro tipo de relajación. Desde hace 3 años que nos frecuenta y aunque ni el horario de visita, ni la rutina de relajación ha cambiado, lo que sucedió durante la visita que te voy a narrar, fue algo que nunca me había pasado con un paciente pero fue una de las experiencias con mayor grado de morbo que he experimentado.
Inicié el servicio de masaje como es costumbre, siempre en cada visita lo hago pasar a la habitación, le ayudo a retirar su saco, quito su corbata sin deshacer el nudo, después desabotono la camisa lentamente, retiro la playera blanca que porta bajo la camisa manga larga, los guardo y le digo que se siente, le quito sus zapatos, lo hago ponerse de pie nuevamente para retirar su cinturón y finalmente quedó arrodillado ante él, suelto su pantalón, bajo el cierre y le retiro la prenda, siempre que llego a ese punto, Adalberto ya tiene una erección muy bien pronunciada, solo me permito respirarlo, absorber su aroma y finalmente le indico que debe acostarse sobre la camilla viendo hacia arriba.
Esta es la rutina de cada una de las visitas del Sr. Bernal. Es un hombre alto, de unos 45 años aproximadamente, doble, blanco, muy aseado, no tiene barba, ni bigote y siempre huele a Santal 33, su ropa interior siempre es de colores claros y un poco floja, supongo que por su edad, pero lo que nunca le falla es la potencia de su órgano reproductor, desde que se levanta se duerme hasta que se exprime.
El día de nuestra mágica experiencia, comencé el masaje en los hombros, pectorales, abdomen y finalmente piernas, todo esto sucede en 15 minutos aproximadamente, para que los 35 minutos restantes, disfrute el placer al que está acostumbrado.
Un dato importante para este relato, es que siempre está pendiente de su dispositivo móvil, según él, porque trabaja en el área de ventas y su jefa suele controlarlo mucho, cuando deja su dispositivo sobre la mesa, veo siempre la foto de fondo de pantalla: él, su esposa y sus dos hijos. Siempre durante los servicios me dice que le gusta que yo si hago cosas que no le hace su mujer y me lo agradece con un beso en la frente.
Ese día, pasaron los primeros 15 minutos y una vez inicié el proceso de placer, le retiré su interior, llené mis manos de crema y comencé el masaje en su glande y mientras lo hacía, comencé a respirar cerca de sus testículos, su miembro siempre firme pero lo mantiene palpitante, una vez avanzado el tratamiento, comencé a lamer sus huevos con suma elegancia, al punto de hacerlo emitir sonidos extraños, una vez en ese punto, arrastré mi lengua hasta su perineo y regresé con rapidez a su glande, lo introduje en mi boca y con un leve movimiento de lengua, inició su proceso de disfrute.
Me recosté abajo de él, siempre sobre la camilla y con mis pies hacia arriba flexionados, mi boca en su miembro y mis manos acariciando sus pezones, la práctica con él es que cuando lo llevo a ese punto, se toca, me retira y se mueve, para evitar correrse tan rápido.
Utilicé con él, todas mis herramientas de placer, y al cabo de 40 minutos transcurridos, escuché que su dispositivo sonó, no pude evitar ver la pantalla y decía: Amor. En cuanto lo vi, trasladé mis pensamientos a todas las comparaciones que me hace en los servicios, respecto a las herramientas de placer que usa su amor vs. Las mías.
Algo en mí se encendió cuando comenzó a hablar por teléfono, hablaron como 5 minutos aproximadamente, de encargos que él debía hacer ese día antes de recogerla en su trabajo, y mientras hablaba con ella me veía, me presionaba hacia él, me hacía tragar su aparato reproductor hasta el fondo de mi garganta, me veía y me disfrutaba, me lo enterraba con mucha fuerza y sentía su líquido pre seminal, recorrer mi garganta.
Una vez estaba por finalizar la conversación, solo sentí mas fuerza cuando dijo: Nos vemos mas tarde, amor, te amo y tené cuidado. En el momento que dijo te amo, yo aceleré mi velocidad de succión, sentí sus palpitaciones mejor pronunciadas y mas rápidas, y en ese momento pensé: su semilla viene, puse todo de mí y justo cuando colgó, me dijo:
- ¿Por qué me hacés esto?
Y se corrió. Se vino en mi boca, con elegancia y satisfaciendo su instinto depredador, instinto que me indujo a frotarme sobre la camilla con mi ropa puesta y que me había hecho correrme a mí, casi al mismo tiempo que él, proceso que comenzó para mí, en el momento que recibió la llamada.
Descansamos por un minuto después de tremenda explosión, salió a bañarse, haciendo énfasis que ella podía detectar su eyaculación. Se vistió, pago el servicio de $55.00 y se retiró plácidamente a continuar su rutina vespertina.
Atte. Mateo
RELATO 0003 | TEMPORADA IV
Super excitante